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Algunos consejos para ahorrar energía en tu nuevo hogar

Si te has mudado recientemente a tu nuevo hogar o estás a punto de hacerlo, es el momento de que tengas en cuenta todos esos pequeños detalles en los que puede que no hubieras reparado, referentes al gasto energético que comportará vivir en tu nueva casa. Al fin y al cabo, lo último que necesitas después de una mudanza y todo el proceso posterior de organización y amueblado, es que te llegue una factura de luz que no puedas permitirte pagar.

Ojo con el calentador

 

¿Sabías que más de la mitad del dinero que pagas cada mes en tu factura del gas corresponde al gasto que haces en calentar el agua? La ducha diaria de cada miembro de tu familia, lavarse la cara por las mañanas, fregar los platos o poner agua caliente a hervir son acciones tan rutinarias que ni siquiera nos planteamos cuánto estamos gastando al hacerlas (en parte, porque nos resultaría difícil calcularlo).

La cuestión es que si no habías preguntado por el calentador de tu nueva casa al alquilarla o comprarla, más vale que eches un vistazo ahora que te acabas de instalar para ver qué calificación energética tiene.

La calificación energética puede parecer poco importante, pero la diferencia entre una calificación u otra es tan grande que puede ahorrarnos cientos de euros cada año en nuestra factura del gas. Así que echa un vistazo a tu calentador, y si crees que merece la pena instalar uno nuevo, hazlo cuanto antes, mejor.

 

Haz el cambio a bombillas LED

 

Hoy por hoy puedes encontrar bombillas LED a buen precio en casi todos los super e hipermercados, así como en tiendas especializadas en iluminación o suministros del hogar. La diferencia entre el consumo que genera una bombilla LED y una bombilla tradicional es tan grande que no sólo duran 10 veces más, sino que sólo utilizan entre 2 y 17 vatios de electricidad.

 

Controla tu termostato

 

Si tu nuevo hogar dispone de un termostato, ten siempre en cuenta si está encendido, si no lo está, si debería estarlo y si no debería. Es más que suficiente ponerlo durante un par de horas al día en lugares en los que el frío no sea tan intenso, aunque sólo sea para reducir casi a la mitad el gasto en tu factura.

Ni que decir tiene que cuando salgas de casa deberías quitarlo. A todos nos gusta llegar en invierno a casa y encontrarla calentita, pero si ello supone dejar el termostato encendido las 24 horas al día, más vale que no te preocupe el coste de tu factura mensual.

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